lunes, 8 de abril de 2013

LA PERSONALIDAD "OCULTISTA" DE FELIPE II



Felipe II fue el gran monarca, como su fuerza, reinado nacional de España y prosperidad. Sin embargo, su ambición fue establecer bajo la premisa de no hacer caso del país, del entorno económico general. España gastaba una enorme cantidad de gasto militar, Felipe II tuvo que subir repetidamente impuestos. A pesar del fuerte apoyo de las colonias americanas en España, todavía era incapaz de resolver, la gracia militar hizo que la crisis financiera aumentara, así como a Felipe II en 1557, 1575 y 1598 declaró el estado de quiebra. Los intransigentes religiosos de la política de Felipe II tenían enemigos por todas partes. Debido a estos inconvenientes, el reinado de Felipe II el país tuvo un impacto negativo a largo plazo. Que después de su muerte, fue desapareciendo rápidamente.
  
A pesar de que Felipe II negara que se escribiera una biografía personal sobre su persona, son muchas las biografías no oficiales que se escribieron tanto en su época como en épocas posteriores, no cabe duda de que muchas de esas biografías son fruto de una mente provista de una gran imaginación, pero otras nos han proporcionado copiosos datos que nos permiten saber cómo era aquel rey al que o bien se amaba o bien se odiaba, pero que de un modo u otro no dejaba indiferente a nadie.

Como rey absoluto fue enemigo de las autonomías, imponía su dominio y su criterio. Cuidó su patrimonio como un regalo heredado no sólo de su padre, sino también de sus abuelos y de sus bisabuelos, y la guerra fue el mejor medio para conservarlo. No sólo logró conservarlo, sino también lo acrecentó –incorporación de Portugal-. Sin embargo, los historiadores han observado que carecía de un proyecto, de una serie de objetivos fijos para su política exterior, y aunque era muy difícil tener objetivos en la política del siglo XVI, Felipe II alcanzó menos de sus objetivos que la mayoría, ya que fueron más numerosas las derrotas que las victorias. En el gobierno siguió el consejo de su padre, desconfió de sus hombres y evitó caer en el favoritismo, le gustaba oír las opiniones de los hombres que le rodeaban pero se guardaba celosamente cualquier resolución. Sin embargo, el hecho de que le gustara rodearse de varios secretarios hizo que la burocracia fuera muy lenta y que las decisiones no se tomaran cuando se tenía que tomar.



Desde el punto de vista espiritual, Felipe II era un hombre excesivamente religioso, ya que su padre le había aconsejado tener a la religión como base para la política. Sin embargo, fue siempre un impedimento pues por ese motivo se negaba a negociar con herejes o tratar con rebeldes, lo que podía dar como resultado una victoria total o bien una derrota. Por otro lado fue un modelo de cristiano en lo más difícil y agrio, para la naturaleza humano la práctica de los sacrificios. Practicó de forma rigurosa la caridad y poseía una sentimentalidad natural que se expresó en sus relaciones matrimoniales, paternales, y aún en las oficiales de su gobierno. Felipe fue muy cariñoso y atento con sus esposas e hijos, hecho que se demuestra en las cartas que enviaba a sus hijas. En esas cartas se manifiesta que las añoraba, pero también da a conocer detalles tan curiosos como que le gustaba oír el canto de los pájaros o las bromas de los bufones, detalles que mostraban el lado más humano del monarca. Era un hombre amado por sus mujeres, sus hijos, sus amigos íntimos e incluso por sus servidores, a pesar de que para el resto de sus contemporáneos fuera antipático. A pesar de todo, y aunque estas cartas reflejan su lado humano, también reflejan su mediocridad, el mismo Gregorio Marañón diría que las cartas parecían escritas por un niño bueno pero no muy inteligente”.




Li Yang

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