LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS
A finales de marzo de 1942 los Reyes Católicos firmaban el
decreto de expulsión de los judíos de sus reinos. La medida era un paso
importante para lograr la unidad religiosa de la comunidad política sobre la
que gobernaban.
Ahora bien, la expulsión de los judíos obedecería a muchos
motivos, entre los que se encontraba el hecho de que el clima de convivencia
entre cristianos y judíos se había roto un siglo antes. La abundancia de
conversos en la Castilla del sigo XV y la evidencia de que muchos de ellos seguían
judaizando desembocaron en la creación, en 1840, de un tribunal dedicado exclusivamente
a perseguir a falsos conversos. Se trataba de la Inquisición, cuya actuación,
en sus dos primeros años, fue de una extraordinaria dureza.
Es posible que los Reyes Católicos creyeran que la mejor
forma de preservar a los cristianos nuevos de su contacto con el judaísmo era
eliminar de sus reinos a las comunidades hebraicas que aun subsistían en ellos.
De hecho, esa idea se expone en el decreto de 1492, que establecía la
conversión o la expulsión de los judíos.
También influyeron elementos de tipo económico, social o
político en la decisión. Medidas similares se adoptaron, años más tarde, contra
los mudéjares de Castilla, a los que se dió la opción de convertirse o abandonar
la tierra (1502).
VIRGINIA LÓPEZ-REY GARCÍA.
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