lunes, 27 de mayo de 2013

Siria y El Líbano tras la desaparición del Imperio Otomano

La discriminación de distintos grupos religiosos y étnicos debido a la diversidad en la población fue el comienzo de la guerra civil de 1975, ya que a finales de la Primera Guerra Mundial ingleses y franceses se repartieron el territorio perteneciente al gran Imperio Otomano. De esta repartición, El Líbano es entregado a los franceses, que posteriormente concede la independencia a este país con una serie de cláusulas políticas  bastante singulares debido a que no gobernaba una sola raza en nombre de todos, sino que se trataba de una administración multiétnica, entre ellas sunnitas o chiítas, lo que manifiesta un gran inconveniente dentro del orden del país.

Más tarde, por el 1978, el sur del Líbano fue invadido por Israel, entrando en Beirut.
Cuatro años después se origina la masacre de Sabra y Chatila, aliados a la legión libanesa con los israelítas atacan la región dejando hasta 3.500 muertos, y en 1983 activistas musulmanes asaltaron a marines americanos.



Siguen los ataques simultáneos, y cinco años más tarde se firman una serie de acuerdo por parte de congresos libaneses para finalizar la guerra empezada quince años atrás, en este acuerdo se acepta la ocupación de militantes sirios hasta que los israelitas desocupen el sur del Líbano.
Se produce el asesinato de Rafia Hariri en 2005, exprimer ministro que ocupó su puesto durante diez años.

La relación entre Siria y El Líbano se realza por la importancia histórica que tiene como símbolo su unión, ya que Siria ve al Líbano como una región que perdió su poder y se dividió por el poder extranjero.
Después del altercado de Hariri, Siria es criticada ferozmente por el extranjero como un país derrotado.

Asimismo, se sospecha de Estados Unidos por el beneficio que podrían haber obtenido de la muerte del exprimer ministro sirio, por otra parte, Francia intenta reconquistar su importancia en el país, además de Israel ya que controlando al Líbano y Siria podrían seguir sometiendo diferentes ámbitos en países extranjeros.



La clave de este entuerto está en Hezballá, que es una institución de resistencia chií que cuestiona todo el juicio que Bush y Sharon desean imponer en Palestina, si Siria saliera del Líbano incluiría consigo la partida de Hezballá también.
La conclusión es que a Estados Unidos no le importa que Israel viole todas las sentencias, entre ellos diferentes conflictos, territorios invadidos etc.


Salomé Hernández Rodríguez

viernes, 24 de mayo de 2013

Geografía de Marruecos

Localización: límites, fronteras y superficie


Marruecos, reconocido oficial como Reino de Marruecos, también conocido como Imperio Jerifiano o Reino Alauí, está ubicado en el extremo Noroeste del continente africano, se encuentra en la latitud y longitud de 32° 00 N, 05º 00 de O.
Su capital es Rabat, una ciudad portuaria, no obstante, su ciudad más grande y famosa es Casablanca, junto con Marrakech y Fez. Este país está dividido en 16 regiones, 37 provincias y 2 wilayas.

Se localiza al norte con el mar Mediterráneo y al oeste con el océano Atlántico, mientras que rivaliza al este y sureste con Argelia y al sur con Argelia y Mauritania, la frontera suroriental, situada en el Sahara, no está definida con exactitud, asimismo, lo separa de Europa el Estrecho de Gibraltar. Su contorno con Argelia enfrenta 1.559 kilómetros, con el Sahara occidental  se miden 433 kilómetros, con Ceuta 6,3 kilómetros y con Melilla con 9,6 kilómetros.
La superficie de 458.730 kilómetros cuadrados, si incluimos el Sahara serían 726.730, mientras que la longitud de sus costas es de 3.500 kilómetros, las fronteras terrestres están limitadas al este por Argelia y al sur por Mauritania. 



Relieve


Consta de cuatro regiones fisiográficas: donde Rif, una zona de altas tierras, es paralela a la costa mediterránea. Luego está la cordillera del Atlas, que cruza el país de suroeste a noreste entre el océano Atlántico y el Rif. Encontramos también una gran región llamada Llana Costera que se extiende a lo largo del océano Atlántico que marca un arco que forman el Rif, la cordillera Atlas, las llanuras y los valles del sur de la cordillera Atlas que se juntan al Sahara por el límite del sureste.

El relieve de este país está definido por sus dos sistemas montañosos; el Rif, situado al norte del país bordea la costa del Mediterráneo, comienza en el río Muluya hasta el estrecho de Gibraltar, culminando así en el monte Tidighine, que mide 2.452 metros de altura; y la cordillera del Atlas, son los montes de Marruecos por excelencia, se forma con tres macizos montañosos: el Gran Atlas, que logra los 4.180 metros en el monte Tubkal; el Atlas Medio, que alcanza los 3.400 metros en el pico llamado Bou Nasserre; y el Anti- Atlas, que llega hasta la costa atlántica y alcanza los 3.300 metros en su pico más alto, llamado Siroua, al sur del Anti-Atlas se encuentra el desierto del Sahara y al este sobresalen las llamadas Altas Mesetas, que llegan a medir los 1.300 metros. La meseta Central se encuentra entre la zona norte del Rif, el Gran Atlas por el sur, Medio Atlas por el este y por el oeste las llanuras Atlánticas, es una zona bastante alta aunque llana. Y por último el desierto que se encuentra al sur y al este de Marruecos, en la región Sahariana, encontramos zonas de dunas y pedregosas aunque también hay sectores fértiles llamados oasis.




Hidrografía


El relieve y el clima suelen determinar los ríos marroquíes, por lo que en general son bastante irregulares y dependen de lluvias, son cortos debido a la proximidad de las grandes cordilleras a la costa y se utilizan para regadíos o generar corrientes eléctricas ya que no son navegables.
Existen tres vertientes: la mediterránea; consta de ríos cortos, caudal escaso y bajan con rapidez hacia el mar desde las vertientes del Rif, a excepción del Muluya que mide 520 kilómetros de longitud. La vertiente atlántica consta de ríos de mayor longitud que los mediterráneos, menor pendiente y más caudal, los ríos más importantes son el Loukkos, el Sebou y el Bou Regreg. Y la vertiente presahariana, sus ríos sólo circulan en época de lluvias y nunca llegan al mar, ya que se evaporan en el desierto, nacen en el Atlas y sus aguas se evaporan en el desierto del Sahara, a excepción de uno, el río Draa es el único que llega hasta el mar aunque su caudal desaparece en muchas zonas de su recorrido, su longitud es superior a 1.200 kilómetros.

Los ríos más importantes de todo el país son el Oum-er-Rbia y el Sebou; ambos desembocan en el océano Atlántico, y el Muluya, que desemboca en el Mediterráneo.



Costas



En Marruecos figuran  3.500 kilómetros de costa bañadas por el Mar Mediterráneo al norte y el Océano Atlántico al oeste; la costa norte (Mar Mediterráneo) consta de 512 kilómetros de longitud y recorre desde Cabo Espartel, Tánger, hasta Saidía, frontera con Argelia. Al oeste (Océano Atlántico), con una longitud de 2.934 kilómetros, recorre desde Cabo Espartel a Cabo Blanco. 
Las costas son arenosas y bajas, con muy poco relieve. Sus accidentes destacados, de Norte a Sur son: Cabo Espartel; Cabo Beddouza; Cabo Rhir; la bahía de Agadir; Cabo Juby; Cabo Bojador y el Cabo Blanco.
Las costas bañadas por el Mediterráneo se caracterizan por ser abruptas debido a la cercanía del Rif aunque la zona de Tetuán hasta Ceuta es famosa por sus playas con zonas turísticas y residenciales gracias al gran clima Mediterráneo.






Salomé Hernández Rodríguez

JANSENISMO

El padre de esta doctrina fue Cornelio Jannsens, nacido en Utrecht (Países Bajos) un 28 de octubre de 1585.




También conocido como obispo de Ypres, aunque mayor es la relevancia que adquirió el movimiento religioso Jansenismo a partir de los años 40 del siglo XVII y los siglos venideros y principalmente en Europa. Esta ideología supone uno de los temas con más polémica en la Iglesia Católica Romana, estando a la altura de la Reforma Protestante o la Revolución Francesa.
Estas ideas fueron plasmadas en un tratado escrito por el mismo Cornelio que fue publicado a título póstumo, llamado Augustinus, este se divide en tres ramas: jansenismo teológico, jansenismo moral-espiritual y jansenismo político-antijesuítico-galicanista, estas escrituras siempre tuvieron de referente los manifiestos de Agustín de Hipona.



Cornelio Jannsens se centra en el tema de la gracia declarando que el estado natural del hombre es el estado original, donde la real libertad significa una condición de gracia y amistad con Dios, se pone el ejemplo de Adán como portador de la gracia o ayuda de Dios pero la gracia eficaz no sólo sirve para rehuir el pecado sino para obrar correctamente y no pecar, y aun que Adán poseía la gracia, carecía de la eficaz, la cual, según Jannsens, salía siempre vencedora. A raíz del pecado el hombre pierde así su libertad y todas sus acciones están envenenadas, además existe la delectatio terrestres, que es el gusto por las cosas terrestres y necesita de la gracia eficaz para volver a su estado anterior y lograr al fin la libertad. Al cambiar la delectatio terrestres por delectatio coelestis, donde se goza del bien, la libertad permanece y porta al hombre el deseo de hacer el bien. Además, este tipo de gracia es dada al azar por Dios y no existe una obra que no esté determinada como mala o buena, no hay posibilidad de perspectiva.

En el jansenismo moral-espiritual trataba de evitar la acomodación de las personas, recordando así al hombre su trascendencia y siendo sagrado para este pensamiento la sagrada escritura y San Agustín.
Se resalta en el espiritualismo jansenista la importancia de Dios como todopoderoso y su significación para llevar una vida espiritual acertada, aunque contradictoria con la idea del pecado original. Por otra parte, la fortuna de Dios es íntegramente arbitraria y de estos hechos surge la necesidad del hombre de armonizar la compasión de Dios con todos los ámbitos de la vida. La espiritualidad jansenista es inflexible respecto a la naturaleza del hombre, ya que según ellos está sometida por instintos y sentimientos peligrosos, mientras se relacionan difícilmente con Dios en forma de oración litúrgica, ya que la oración personal no les es de gran interés, especialmente la meditación, así como desconfían también de la vida mística y la contemplación.


El jansenismo político-antijesuítico-galicanista, este ideario se considera el de mayor seguimiento dentro de las posturas jansenistas.  Se trataba de una serie de doctrinas conciliaristas (que era la suprema autoridad de la Iglesia, por encima incluso del papado) junto con las tendencias galicanistas (que era la tendencia separatista de la Iglesia de Francia con respecto al dominio de Roma y el Papa). Una de las bases de esta ideología se mostraba abiertamente enemiga de los jesuitas y esto llevó una postura política apoyada por Blaise Pascal.


Salomé Hernández Rodríguez