La Paz de Augsburgo o “Paz de las
religiones” se firmó el 25 de septiembre de 1555 en Augsburgo, Alemania, por
orden de Carlos V, emperador de Alemania. Su hermano Fernando firmó dicho
tratado dándole así los poderes para
reinar en el reino de Alemania con el nombre de Fernando I de Augsburgo. Y
firmada también por las fuerzas de la Liga Esmalcalda.
Siendo Carlos V emperador de Alemania, empezó
a haber una ruptura en la Iglesia, dividiéndose el Imperio en dos confesiones
cristianas: la luterana y la católica.
Carlos V en un principio apoyó un
concilio entre ambas partes. Pero se encontraron con muchas dificultades,
principalmente la del papa Clemente VII, que no quería ayuda del Emperador,
debido a su poder, temiendo que éste pudiera también intervenir en temas de la
Iglesia. Después de la muerte del Papa, su sucesor Pablo III, estuvo más
conciliador y dispuesto a llegar a un acuerdo. Mientras tanto, este problema
religioso se convirtió también en un problema político ya que los nobles y
campesinos alemanes veían en el protestantismo un posible liberalismo que no
tenían por el momento, ya que muchos de sus campos y tierras estaban dominados
por la iglesia Romana y el Imperio. Esto
hizo que muchos campesinos y también clérigos junto con nobles hicieran uso de
violencia y reivindicaciones.
El Emperador seguía creyendo que podrían
llegar a un acuerdo pacífico. Se reunieron en la llamada Dieta de Spira
llegando a algunos acuerdos pero cada vez se politizaba más el problema.
Hasta más tarde, en 1530, no hubo un
acercamiento más real y pacífico en la Dieta de Augsburgo en el que se pedía
que pudiesen convivir tanto los católicos como los protestantes. Los príncipes
de Sajonia, que eran protestantes, no quisieron seguir este acuerdo y hubo un
levantamiento militar.
Las ideas protestantes se extendieron por
Alemania y el centro de Europa y tuvo lugar una gran unión contra del ejercito
del Emperador y del Papa. Se produjo así la batalla de Mühlberg, finalizando
con la victoria del Emperador cuyo ejército estaba dirigido por Juan de Austria.
Aunque se llegó a la Dieta de Augsburgo no se produjeron las reacciones
deseadas por el Emperador.
Después de muchos enfrentamientos, la
sucesión al papado del nuevo pontífice Pablo IV y la desesperación del
Emperador, se firmó la Paz de Augsburgo.
Con esta Paz se acuerda que hay en el
Imperio dos confesiones cristianas; una la luterana y otra la católica. Cada
príncipe alemán deberá elegir e informar cuál de estas dos religiones desee
practicar, estando prohibida cualquier otra, y sus súbditos estarán obligados a
ejercer la misma.
También se establece un principio según
el cual si el príncipe ocupaba un cargo católico se pasaba al luteranismo, debía
renunciar a los bienes de dicha religión. Esta última clausula no fue muy bien
vista por el luteranismo, y continuó teniendo problemas entre las dos
religiones dentro de Alemania, lo cual derivó a la Guerra de los Treinta Años.
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